Cómo pasé a ser microempresaria

Dualidades del 2019

El 2019 estuvo lleno de dualidades. Comencé  el año con lecciones importantes en mi vida como profesionista, poco convencional como yo, que es un tanto irreverente, pero reservada al mismo tiempo. Decidí dejar atrás los dolores de cabeza del 2018 de gente que mas que romperme, me regaló lecciones importantes, pero sobre todo que me llenó de fuerza para hacer posibles grandes sueños. Como es de esperarse quería comerme aun el mundo, y abrí  un negocio de uñas en marzo y me convertí en la coordinadora del Centro de idiomas de un hotel prestigiado en la Riviera Maya, también escribí dos libros de pedagogía en y de inglés para el hotel donde trabajo y conocí a personas que jamás creí cruzarme en mi camino.

Aunado a todas mis nuevas responsabilidades como micro empresaria y llevando a cargo un pequeño centro de lenguas en donde aproximadamente 10 profesores imparten clases de manera continua no fue tarea fácil. Llevar un ritmo más apresurado era algo de lo que no estaba acostumbrada, sin embargo decidí hacerme cargo de todo.  La vida laboral, la vida económica, la salud, las relaciones personales e interpersonales, todo debía llevarlo a un balance.

En el camino fui conociendo la traición, la verdadera amistad, la responsabilidad, el odio, la empatía, el cariño, y la decisión de cada acto  que me ayudaron a mirar siempre con más claridad.

Y me di cuenta que el lobo o la loba colmilluda se hace por las experiencias y dolor y yo he he estado acostumbrada a que nada me duela y a que cualquier experiencia la tome como un buen tequila y siga adelante.  Viví un 2019 trivial pero intenso, como era típico de alguien como yo, recibí amenazas  escritas obviamente por mujeres, diciéndome que si le había dado las “&&)”a mi jefe por mi puesto, pero así también hace muchos años recibí criticas cuando publiqué mis libros de poesía, también recibí criticas de gente con la que me relaciono, y bueno  hasta de cómo me visto.

Al parecer la gente no está feliz conmigo, solo yo. Entonces yo voy feliz al trabajo, canto, bailo sola, beso a mi novio, como tacos con mucha cebollita, y tomo duchas de agua calientita.

Estoy orgullosa hasta ahora de haber formado un excelente equipo de trabajo que me costó mucho lograr.

Teniendo a dos varones en el centro de idiomas, (en vez de mujeres) ya saben, las mujeres nos autodestruimos, creo que la mejor decisión que pude tomar fue esa, pues los dos maestros son excelentes y me apoyan para hacer crecer cada día el centro de idiomas. Por supuesto cada quien tiene sus habilidades y oportunidades así como yo pero al final, lo más divertido es el respeto y las bromas que hacen que nuestros días sean menos rutinarios. Es algo que definitivamente un lider debe considerar antes de tomar decisiones para que seas parte de algo.

Ahora las clases son por departamentos y en esta ocasión tuve a casi 30 chicas del spa  que nunca faltaron a su curso y a 25 camaristas que nunca desertaron, el curso para meseros lo he transformado de pies a cabeza comenzando por el libro, ahora tenemos montajes en el salón y  se hacen visitas reales a los restaurantes para prácticas. El centro de idiomas está lleno de decoraciones y vida, huele a fresas y a café y aunque aún hay ojos que quieran verme en el piso, la lucha es constante, porque a donde voy yo va el éxito pero sobre todo las ganas de crecer y siempre hacer mas compartiendo ideas, implementándolas, corriendo riesgos, y aprendiendo de cada error que siempre vamos a cometer para ser mejores el día de mañana.

De la mano, como siempre voy, con mi familia que aunque está lejos, se que confían en mis locuras, y la nueva gente que se cruza en mi camino, que también cree en mis locuras, en mis risas, en mis ideas descabelladas, y me ayudan a que siempre los sueños no se queden solo en  el aire si no que se vuelvan tangibles y visibles ante todos. No me ha dado nunca miedo de fracasar porque lo he hecho muchas veces, lo importante es levantarse y seguir.